4/19/2007

¿Comunisme i/o Nacionalisme?

Sovint, quan anem pel carrer, podem trobar-nos en moltes parets (depenent del barri) estelades seguides de falç i martells. De segur que una de les primeres preguntes que ens pot venir al cap és "¿Com es pot ser independentista (=nacionalista) i comunista (=internacionalista) alhora?".
Una de les causes per les quals ens fem aquesta pregunta pot ésser el paralel·lisme entre nacionalisme i nacionalsocialisme, i com a conseqüència en anti-comunisme.

El fet és que aquesta unió de conceptes té una clara divisio: La lluita social per una banda i la lluita nacional per una altre. Però camarades, ambdós lluites poden ser compatibles, perquè: ¿Els obrers/es i camperols/es no formen part d'una cultura, una llengua.. una nació? El problema és posar-se d'acord en quina d'ambdues és prioritzable; jo tinc clar que la primera és la lluita social, pequè la nacionalitat és un sentiment de cada poble que no necessita un govern que li recordi, en canvi, si que necessita un govern que vetlli per la igualtat, perquè no ens enganyem, l'home i la dona som egoistes.
Lenin ja ho va pensar, i és per això que en les Tesis d'Abril té un capítol on argumenta la seva acceptació per a l'autodeterminació dels pobles.
He trobat un article del P.O.U.M., que en poques línies diu el que jo, humilment he intentat expresar:

CAPÍTOL VI
La socialdemocracia no ha dado nunca al problema de las nacionalidades la interpretación revolucionaria debida.
Si en el primero de esos aspectos, ha sacrificado la revolución a la frase, en el segundo, si bien teóricamente se ha visto obligada a reconocer el derecho de los pueblos a su independencia, en el dominio práctico ha sido incapaz de salir de los límites del nacionalismo burgués.
La revolución proletaria -y el ejemplo nos lo ha dado la revolución rusa-triunfará en tanto que revolución democráticosocialista, hemos dicho. En el estado actual de la historia, no puede haber ya revoluciones exclusivamente democráticas, ni en cierta medida, revoluciones exclusivamente socialistas. La revolución ha de ser democráticosocialista, en su primera etapa.
Pues bien, las tres fuerzas motrices de esa revolución las constituyen: el proletariado, el campesino que quiere conquistar la tierra, y el movimiento de liberación nacional. Si esas tres fuerzas convergen y se encuentran, el proletariado se convierte en el eje central del movimiento revolucionario. Sin la unidad de esos tres frentes de lucha, la revolución democráticosocialista no puede triunfar, sobre todo en un país como el nuestro en donde el aspecto democrático de la revolución es tan pronunciado.
Esos movimientos de emancipación nacional tienen un contenido democrático que el proletariado ha de sostener sin reservas. Una clase que combate encarnizadamente todas las formas de opresión no se puede mostrar indiferente delante de la opresión nacional. Los movimientos de emancipación nacional constituyen un factor revolucionario de primer orden que la clase trabajadora no puede dejar de lado.
El proletariado sólo puede tener una actitud: sostener activamente el derecho indiscutible de los pueblos a disponer libremente de sus destinos y a constituirse en Estado independiente, si esta es su voluntad.
Sosteniendo este derecho, el proletariado no se identifica con la burguesía nacional, que quiere subordinar los intereses de la clase a los intereses nacionales y, en los momentos decisivos, se pone al lado de las clases dominantes de la nación opresora con objeto de aplastar los movimientos populares[CiU] El proletariado, campeón decidido de las reivindicaciones democráticas, ha de desplazar a la burguesía ya los partidos pequeño-burgueses de la dirección de las movimientos nacionales que traicionan, y llevar la lucha por la emancipación de las nacionalidades hasta las últimas consecuencias.
La lucha por el derecho de los pueblos a la independencia no presupone, sin embargo, la disgregación de los obreros de las diversas nacionalidades que componen el Estado, sino, por el contrario, su unión más estrecha, que es la única garantía del triunfo.
El reconocimiento del derecho indiscutible de los pueblos a disponer de sus destinos, de un lado, y la lucha común de los obreros de todas las naciones del Estado, del otro lado, constituyen la premisa indispensable de la futura Confederación de pueblos libres.
Los movimientos de emancipación nacional pasan por tres fases. En la primera, es la burguesía reaccionaria quien los monopoliza, haciendo de lo que tiene un sentido progresivo y justo, una fortaleza al servicio de la contrarrevolución. Es lo que sucedió en nuestro país durante el siglo pasado cuando el carlismo se apoyó sobre el deseo autonomista latente, y durante una parte del siglo actual en Cataluña y Vasconia, principalmente, en donde las fuerzas conservadoras se han hecho suyo el problema autonomista con objeto de utilizarlo como ganzúa para favorecer sus intereses económicos y para impedir un desarrollo revolucionario.
La segunda etapa está caracterizada por el paso del problema nacional a manos de la pequeña burguesía, que es lo que se da actualmente entre nosotros, y de un modo particular en Cataluña. Durante esta fase la pequeña burguesía -Esquerra en Cataluña- hace una gran demagogia prometiendo la solución completa del problema nacional. Pero tan pronto como la pequeña burgues1a constata que la profundización de la revolución democrática, en éste como en los demás dominios en el de la tierra especialmente, aproxima la revolución socialista, hace marcha atrás precipitadamente, llegando a la más vergonzosa capitulación, como ocurrió en Cataluña, primero aceptando un Estatuto que dejaba sin solución fundamental el problema planteado, y segundo, entregándose al enemigo -Octubre de 1934- cuando vio que la defensa de la cuestión nacional pasaba a manos de la clase trabajadora.
La tercera fase es aquella en que el proletariado se hace suyo el problema nacional y le aporta, revolucionariamente, la solución debida. Esta etapa se ha iniciado ya en nuestro país. El problema nacional empieza a ser considerado por el proletariado como un factor revolucionario.
El Partido Obrero de Unificación Marxista trabajará por el desplazamiento de la pequeña burguesía del frente del movimiento nacional con objeto de que sea el propio proletariado quien lo dirija y solucione, llegando a la estructuración de la Unión Ibérica de Repúblicas Socialistas.


Salut!/Salud! -Redwarrior-

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Mare meva! COm se us en va la pinça! jaja no pdeu fer un fotolog senzillet cm fa tothom? jajaja x aixo m'encanteu, xk sou tan diferents!! Muaaaaaaa!

Anònim ha dit...

La Irene té rao!
No podireu ser una mica menys comunistes??? jajaja
ara fora bromes, trobo interessant aquest espai, tenint en compte que no penseu el mateix sobre les mateixes coses. Ho fa diferent.
Molta sort i a veure si entreu de tant en tant el meu bloc socialdemòcrata! ;)
Un petonas!

Anònim ha dit...

estik totalmen dakor am el k dius kompany

pensu k les dos koses son kompatibles pro kadasku a deskollir una i despres laltre

aki tespusu la meva opinio

krek k si volem akunseguir el nacionalisme em de krear una revolucio am la kual destruexi tot el sistema capitalista i a partir daki independitzarnos

bnu res mes

salut i revolta!!